lunes, 19 de abril de 2010

Mi segunda combustión

No sé si hace cuatro, cinco, o seis años. Podría saberlo si me pongo a pensarlo detenidamente, pero aquel momento, recordar aquel momento...no me atrevo.

Eran otros días, otros tiempos; otros pensamientos los que poblaban mi cabeza. No sabía nada de lo que me rodeaba, y aunque a veces atinaba a hacer lo correcto, sin quererlo, la mayoría de las veces me equivocaba. Y así fue ocurriendo todo en mi vida, sin darme cuenta, lastimando almas y creando ilusiones vanas que no había estudiado en mi pupitre del colegio, que nadie me había enseñado a dibujar en la realidad. Aquella noche, cuando te conocí, sin querer iba a meter la pata, a pesar de que mi intención era pura...

El tiempo pone a cada uno en su sitio, dicen. Yo, siento que el tiempo me ha dado lo que me merecía, y me lo sigue dando, aunque ahora sea de una manera más positiva. El bien nos lleva al bien, y el mal...el mal nos lleva a cualquier parte. Hace tiempo me lo pasaba mejor de noche, y ahora...ahora no recuerdo ni qué día dejé de salir realmente para empezar a valorar esos momentos en los bares rodeado de la gente, de las personas que hoy sí quiero que estén ahí. El tiempo, como decía, nos va minando el camino con sus piedras, o su liso asfalto. Y yo, sin querer, y queriendo, te fui viéndote, sin atreverme nunca más a mirarte a los ojos, aún pensando y sintiendo lo que aquella primera vez...

Es difícil asumir los errores, y yo cometí uno que me agarró por dentro y nunca me ha soltado. Por querer querer, quise demasiado. Sí. Me equivoqué, me dejé llevar por aquellas canciones, aquel primer concierto, aquellas sensaciones, aquellas novedades.Tú, no entendiste nada, era como si te estuviese tomando el pelo, y hoy, aún no sé si llegaste a perdonarme por aquello, por creerme dueño de todo, por creerme con el derecho a jugar con todos.

Hoy, sólo quiero que tus ojos sepan entender que te pido perdón, que asumo mis errores, y que si la vida nos está dando a ti y a mi una oportunidad que se nos asoma cada vez que nos vemos, no la rechacemos...

Ahora sólo me falta saber cómo voy a hacer para decirte esto...

Un beso...




sábado, 3 de abril de 2010

- Papá, ¿cuándo estás completamente seguro de que una chica no es compatible contigo?

El pequeño Kim, con tan sólo 6 años, había vuelto a dejar a su padre en blanco. Jope con la preguntita, pensaba su padre. Sus largos 40 años daban para muchas aventuras y experiencias, y sabía cuando uno tenía que dejar un barco seguir su camino. Pero ahora mismo no sabía qué responder a su hijo. Se imaginaba al pequeño Kim con alguna compañera suya de clase, y le parecía divertido, aunque le dolía que su hijo tuviese que experimentar ya, con esa tierna edad, las desilusiones del amor.

- Kim, pequeño, ven aquí.

Su padre intentó explicarle que uno nunca está seguro de eso. Mientras lo hacía, recordaba aquella corta historia que tuvo con aquella chica increiblemente guapa. Ella estaba loco por él, y aún eran dos jovenzuelos, sobre todo ella. Él estuvo enamorado de esa chica. Luchó contra todo lo que se les puso en el camino. Los padres de ella se opusieron desde un principio a la relación, pero él consiguió hacerles cambiar de parecer. Sin embargo, fue sencilla y llanamente su relación la que al final terminó por hacer aguas. Eran distintos, cosa que a él nunca le pareción suficiente para abandonar. Se complementaban. Pero ella, nunca supo lo que era ceder en una relación, el compromiso que había que tener con la otra persona. Y todo se quedó en un bonito recuerdo de otros tiempos...

-  Kim, tan sólo hay una cosa que te hace estar completamente seguro de que una chica no es compatible contigo...

- ¿Y qué es, Papá?
- El olvido. Si consigues olvidarla para siempre, ella no era tu destino.

El padre nunca logro olvidar a ninguna de sus novias.