lunes, 28 de septiembre de 2015

Y sigues siendo tú....

La niña que dibujé hace años, la que me imaginaba al volver del trabajo. Aquella que cambiaría mi vida de la noche al día, sin saber ni cómo. La que confiaría en aquello que no confiabas ni tú. La que se dejaría los pelos en la bañera, para que yo los viese siempre y me acordase de ella.

Sigues siendo tú la que me hace llegar al éxtasis, la que me hace llorar de amor y de alegría.

Y yo sigo siendo, sin ti....

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Comprender que no puedes comprender nada.

Se hace duro. Cruzar mi mirada con la tuya, como si nada. Un tímido hola. Desconocido. Impersonal. Se hace duro tocar tu mano, sentir esa caricia, fugaz. Y saber que no puedes cambiar las cosas. Que tomaste la decisión y ella se merece mucho más de lo que le puedes dar...

Es duro darse cuenta de eso. El amor, ese gran desconocido, resulta que no lo era tanto, y que ha habitado en ti en alguna que otra ocasión. Y justo esta vez, la que querías que fuese así, no llegó. Se quedó en las puertas. Lo intentaste, lo deseaste. Porque era necesario. Pero no llegó. Y el día que decidiste darte por vencido, ella no lo comprendió, o al menos, no del todo.

Siempre amo. De la mejor manera posible. Agradezco todos y cada uno de los gestos que me regalan las personas que se cruzan en mi camino. Bueno, algunos no. A algunos les partiría la cara, pero no soy violento, y no me gusta pegarme con nadie. Pero a la mayoría, les amo. En mayor o menor medida. Y luego, por encima de todo esto, esta enamorarse...

Y eso sólo ocurre las noches de luna llena, supongo. Y aquella, desgraciadamente, no lo fue.

No estoy feliz por ello...


sábado, 9 de mayo de 2015

Y un día, de repente....

...Sucede algo. El Universo te está guiando, y tú estás sensible a él. Nada ni nadie sabe cómo funciona, pero a veces se siente su presencia. Te empuja a hacer algo.

Y si darte cuenta, sucede. Una señal. Un momento que cambia todo. Que hace que todo vuelva a tener sentido aunque, de nuevo, toque enfrentarse a una historia complicada. Pero eres capaz. Eres más que capaz. Tú, que has sido y eres el tío más grande que ha poblado Madrid. Ése que ha conseguido cosas inimaginables,  y más Goyas y Oscars juntos con sus interpretaciones que todos los actores del mundo. Ahora te toca la actuación final. La más grande. Esa que te retirará para siempre. Si la bordas, así será.

Me muero por ti.
Es la verdad.
La única verdad.


martes, 31 de marzo de 2015

El silencio de la noche...

Observo la vida pasar, mientras intento vivirla. Ella ya no está, y no sé si quiero que esté. Ahí radica el problema. A días sí. A días no. Te echo de menos. O te echo de más. Simplemente, ahora, ni siento ni padezco. Qué buscar, qué hacer. Sonrío siempre que puedo, a todas las personas que me rodean. Incluso a ese que me cae mal, porque se pasa la vida hablando de él, aún sin darse cuenta, y tiene a su lado la casa de Hansel y Gretel.

Me duele la espalda. A saber cuál es el motivo real. Si cierro los ojos te veo, y pienso en ti, campanilla, decía la canción. Pero mi campanilla se fue y no volvió, y el resto de hadas nadie sabe nada de ellas. Sólo quedan algunas supervivientes, que de vez en cuando aparecen, y se vuelven a ir volando. Y soy el primero que sale corriendo justo después. Las alas que me faltan son los momentos que desaparecieron. Los kilos de más, la decepción que llevo dentro.

Sé que soy afortunado, de todas formas. Tengo casi todo lo que necesito, y mucho más. Pero no puedo evitar, en el silencio de la noche, pensar en todas y cada una de las veces que me imagino volviéndome a enamorar...



sábado, 31 de enero de 2015

Sé que no es así, pero no puedo evitar pensarlo. Mi vida es la consecuencia de mis actos, y mis hechos han construido mi camino. No hay sólo un camino. Estoy bien, estoy feliz, tengo mi vida encaminada. Pero hay algo que no me encaja. Echar de menos. Está sobrevalorado. Será que es de noche, y que todo me parece mucho más grande de lo que es, pero se me llenan los ojos de lagrimas...

Como decía Ana, yo también quiero estar enamorado....

sábado, 3 de enero de 2015

De patrias y banderas...

Leo tristemente que un policía ha fallecido en Madrid en acto de servicio, al caer a las vías del tren, mientras forcejeaba con un subsahariano en la estación de tren de Embajadores. Leo, no sin falta de razón, cómo una persona ha perdido la vida sin ningún motivo, absurdamente; que en este país falta mano dura, que regalamos a cualquiera la comida, el visado, la nacionalidad, y que mantenemos a cualquiera, a esos que revientan el sistema y la sociedad. Pero no puedo evitar ponerme en el otro lado, en la piel oscura de esos que se dejan la vida, literalmente, para cruzar las vallas del primer mundo...

El mundo se está volviendo egoísta. Las crisis, en vez de favorecer que todos nos ayudemos y empaticemos más con los que menos tienes, sirven también para aumentar el odio y la xenofobia, para proteger lo que creemos que nos pertenece, para que nuestro bienestar no se sienta maltratado. Sí, a mí también me gustaría que no hubiese personas que roban, que pegan, que destrozan, que matan. Pero también me gustaría que no hubiese guerra, que los que dominan el mundo repartieran la riqueza, y que todos tuviésemos las mismas oportunidades. Al fin y al cabo, vivimos en el mismo planeta.

No hay ninguna muerte justificable, y nadie debe de desear la muerte del prójimo, sino el cambio. El cambio que promueva la confianza, la amistad, la confraternización. Hemos hecho del mundo un lugar hostil, lejano, donde no podemos llegar a confiar en el de al lado, y donde somos egoístas todos los días. Sólo uno puede ser en aquellos lugares donde hay muy poca gente, donde son cuatro vecinos, y todos se ayudan mutuamente. El mundo solía ser así en la antigüedad. Pero hemos evolucionado hacia el rencor y la avaricia, el odio y la guerra.

Nadie es más culpable que aquel que no quiere ver su propia responsabilidad en todo lo que le rodea. Somos un cúmulo de normas y leyes, en muchos casos, absurdas u obsoletas, para protegernos del mal. Somos incapaces de evolucionar. Y eso, queridos amigos, está dentro del corazón de cada uno. La capacidad de compasión y de perdón...