martes, 16 de diciembre de 2014

Y a veces...

...me siento solo. Me siento tan solo que no puedo pensar en otra cosa. Los años de juventud me han traído hasta este lugar inhóspito, donde sólo sopla el viento y existe el frío. Es un lugar que me gusta, pero que empiezo a cogerle tirria. Pero fui yo el que quiso venir hasta aquí, con exigencias y excusas, con desidia y agonía. No puedo quejarme. Sólo tengo que encontrar la manera de no ser aquí. De ser en otro lugar donde mi soledad juegue acompañada.


viernes, 17 de octubre de 2014

Y de repente...

...una Estrella. Y no es fugaz.

sábado, 4 de octubre de 2014

La canción que nunca te hice...

Y que ahora ya tiene melodía. Nunca sabré como gestionar la pena.

sábado, 27 de septiembre de 2014

Sentimentiras

En noches como esta, no te echo de menos, ni recuerdo que pasó hace algunos años. Te odio, como nunca quise a nadie, a pesar de saber que el futuro transcurrirá por otro camino. 

viernes, 5 de septiembre de 2014

En el valle...

Si sale, allí te llevaré. Donde encontraré el santo grial. 

martes, 26 de agosto de 2014

La acera de enfrente

El título es lo primero que se me acaba de ocurrir. Así que ahora me toca darle sentido a ese pensamiento. Y creo que no es difícil.

Nos encanta mirar a la acera de enfrente. Creemos que allí pasan cosas increíbles, y es verdad. Yo, aún recuerdo cuando me senté una vez en el bordillo de mi acera para observar a una pareja dándose la mano, mientras miraban el atardecer. Precioso. Luego, me levanté y seguí mi camino, cabizbajo, Porque siempre que voy por mi acera voy con la cabeza agachada, para no pisar allí donde no quiero...

A veces, una farola me corta el paso, pero rápidamente la esquivo. Menudo soy yo. Cuando me toca cruzar la calle, y el semáforo está a punto de abrirse para los coches, corro, para no pararme. Y es que pararse es una pérdida de tiempo, porque la acera de enfrente no se ha parado, y tengo que seguir observando allí, al otro lado. Incluso para evitar a las personas que se acumulan en el paso de peatones.

Sin embargo, hoy no me ha dado tiempo a cruzar. Me he parado. He tenido que esperar el semáforo. Además, una larga cadena de autobuses me cortaba la visión de la otra acera. Así que, no me ha quedado más remedio que echar un ojo a mi acera. Y he alucinado. Me he quedado bobo observando lo que estaba pasando. La gente sonreía, y me miraba. De repente, han empezado a aplaudir. Me aplaudían a mí. Yo miraba hacia todos lados, a todos ellos, delante y detrás, a mi lado, y más allá. Era algo mágico. De entre la gente, ha salido un chico muy amable con una tableta, y me ha enseñado un video. Era mi acera. Yo estaba en el video, en el medio. Me he visto sentado en el bordillo, mirando al otro lado, y justo detrás de mí, en ese momento sentado, había una cascada de agua bellísima. Me la he perdido. Cuando he seguido andando, mirando al suelo, me he cruzado con una preciosa mujer, y con un antiguo amigo, un muy buen amigo, al que hace años que no veo, que no me ha reconocido por ir con la cabeza agachada...

—Bienvenido —me ha dicho el chico de la tablet—. Muchos caminamos así, hasta que somos capaces de pararnos, y observar lo que nos rodea.

Este es mi reto, y el de muchos otros. Buenas noches.



sábado, 2 de agosto de 2014

El plano ladeado.

—¿Qué quieres de mí?
—No lo sé.
—¿Por qué no dejas de llamarme?
—Tampoco tengo respuesta.

Ella colgó. Y justo después, encontré todas las respuestas:

Quería recorrer el mundo con ella. Perderme en el azul infinito de sus ojos, aunque fueran marrones o verdes. Quería saltar por la ventana, como hacía años había hecho. Cogerle de la mano, mirarla de frente. Grabarla en mi memoria, como una postal. Cuidarla cuando estuviese enferma, reír cuando nos diese la gana. Bailar como si supieramos. Emborracharla de amor. De mi amor.

Quería cruzar el océano con ella. A nado. 

domingo, 13 de julio de 2014

Tengo mi tristeza siempre ahí escodida, poniéndose guapa...

Aquel fue el primer día del fin, aunque eso aún no lo sabía. Pero la intuición es algo que llevo muchos años desarrollando. Fue una preparación de la tristeza, porque sabía que iba a llegar. Eso sí, como la avisé con tiempo, ha venido muy guapa, y casi no me da miedo mirarla. Porque sí. Estoy enamorado de ella. De mi tristeza.

Me quedo con todos los buenos recuerdos. Con todas las sonrisas y con todo el amor. Y ahora, perdónenme, pero los extraterrestres también lloramos.






martes, 22 de abril de 2014

El siguiente paso.

No dejo de pensar en ella. En su situación. En su edad. En cómo va a tomarse la vida a partir de ahora...

Me enteré de golpe. Como ella. Como cuando me llamó mi amiga Nerea para decirme exactamente lo mismo, con la voz rota y las lágrimas en sus ojos, sin podérselo creer. Recuerdo aquellos momentos como algo con lo que yo no podía, no sabía actuar, no sabía qué hacer. Y me quedé con lo que decía uno de los amigos de la familia, recordando los momento buenos, lo positivo y feliz que era él.

Fue una lección de vida. Para todos. Y sobre todo para ellas. Aprender a vivir de nuevo, con un hueco al lado, un espacio que ya no se rellenaría. Tan sólo los recuerdos cubrirían ese lugar. Pero no todo estaba perdido! Sí, estaba claro, su padre ya no estaría físicamente, pero seguiría existiendo en nuestras mentes... y eso es algo a tener en cuenta. Muy en cuenta.

Supongo que la realidad que nos rodea hace que eso sea difícil. Pocas cosas se pueden comparar a la muerte repentina de alguien, sin avisar. Pero preguntarse el por qué no nos sirve de mucho. Aceptar que nuestra vida sigue es mucho más fructífero, y que seamos valientes para atrevernos a VIVIR con mayúsculas, pues, si algo podemos aprender de eso, es que los seres humanos somos frágiles, y podemos dar el siguiente paso sin darnos cuenta.

Sé que a Nerea le costó un buen rato darse cuenta. Se que a ti, pequeña, te costará también. Pero quédate con que estás viva, y tienes que disfrutarlo. Que tienes que sonreír y mirar a la vida con dulzura. Nadie sabe dónde estaremos mañana, así que hoy es el día que toca vivirlo al máximo. Como lo hizo él.

Y si necesitas gritar, te subo a lo más alto de una montaña, para que pueda estallar tu pecho.

Sé valiente. Te llevo de mi mano. Y él también...


sábado, 1 de marzo de 2014

Recuerdos y aprendizajes...

Quizás haya podido ser un viaje más. Uno de tantos viajes que hago año tras año, temporada tras temporada. Andorra. Bastante fea, pero inolvidable. Porque deja en mi mente recuerdos imborrables. Porque esos seres que me rodean allí, me hacen sentir bien. Muy bien.

Quizás hayáis sido uno de los mejores grupos que he tenido en 6 años dando clases. He aprendido mucho con vosotros, y ya sabéis que me tenéis aquí. Porque me niego a ser simplemente alguien que pasa por vuestras vidas y desaparece. Porque sé que hay problemas que no se los contaríais a nadie más, y confiáis en mí.

Larga vida... tigres y tigresas! 

Creo que siempre que escuche esta canción, ya sé a quien me va a recordar...