lunes, 31 de mayo de 2010

La huida.

Quizás si su mejor amigo no se hubiese largado de esa manera, Ike hubiese tenido un hombro donde llorar. Pero aquella noche estaba solo. Sabía que le quedaban apenas unas horas para afrontar la realidad. Buster le había dejado tirado por una rubia platino delgada, y él no le podía reprochar nada, pues la mayoría de las veces había sido al contrario; Ike solía ser el que mas ligaba de los dos. Pero aquellos tiempos habían quedado atrás, unos años atrás. Ahora, con todo patas arriba, con gente corriendo de aquí a allá, no podía reprochar nada a nadie, y menos a Buster.

Entre el desorden de aquella habitación encontró un libro. El título aún le producía escalofríos. Recordaba levemente la historia y cuánto se escondía en ella cuando las cosas iban mal, tiempo atrás. Decidió abrirlo, y empezar a leerlo, de nuevo. Era la mejor manera para intentar deshacer el nudo que le ahogaba en la garganta. Sin embargo, nada más abrir lla primera página, estalló en lágrimas. Allí estaba la dedicatoria de Monique, impresa en tinta roja, como el color de todo lo que latía por entonces entre los dos. No pudo evitar recordar la madrugada que ella desapareció, cruzando el canal que separaba la zona de seguridad y el mundo exterior. Ike no pudo hacer nada por salvarla. Se sumergió una y otra vez para buscarla, pero las luces y las voces de los guardias no le dieron otra opción que intentar escapar de allí, junto con Buster. Luego, aquella rubia que se cruzó en el camino, y la huida desesperada hacia la antigua casa de Monique y Ike. Tan sólo hacía cinco días de todo eso.

Con el rostro empapado por las lágrimas, comenzó a leer, secándose como podía con su manga izquierda de la chaqueta. No podía imaginar, ni por asomo, que Monique había sobrevivido a aquella odisea...

lunes, 17 de mayo de 2010

Érase una vez la vida...agarrada a un imperdible.

Esa noche no iba a poder dormir. Su vida estaba dándole vueltas en la cabeza. Qué había hecho durante tanto tiempo, qué era lo que le había llevado a ser el que había sido hasta hace poco. Ahora, lo entendía. Entendía por qué hacía doce años lo había tenido que pasar tan mal. Sí, estaba lejana la fecha, pero aún recordaba en su memoria aquella historia que le hizo abrir los ojos. Eran tiempos en los que se creía en un ciego amor, costara lo que costara. Pero aquello le sirvió para entender lo que no debía hacer. Más de diez años después, por fin, lo había entendido.


Sabía que Greenland era mucho más que una isla...

martes, 4 de mayo de 2010

Presente, pasado, futuro, un día...

Fuiste pasado, eres presente, y me encantaría que fueses futuro...
Un día. Y que no esté lejos.