martes, 29 de junio de 2010

Siempre y cuando la vida no me abandone.

Me costó echarte. Fueron largos meses, algunos años. De vez en cuando te ibas, pero siempre volvías, y yo nunca pude acostumbrarme a esos momentos contigo. Me mordías en la yugular, me chupabas la sangre, mientras yo maldecía tu jodida compañía. Aunque también es cierto que hemos pasado muy buenos momentos juntos. Aún recuerdo aquel viaje en el que nada más llegar me puse a llorar a tus pies, mientras escuchábamos, cada uno a su forma, una canción que nos recordaba, sobre todo a mí, a aquella ciudad que habíamos dejado, y que nunca he dejado de amar. Como a ella. Pero eso es otra historia.

Pero un buen día me propuse que no podía pasarme toda la vida contigo. Que te seguiría viendo, como dos buenos amigos, porque era necesario seguir manteniendo ese contacto. Le eché narices, y me planté delante de tí. Te reiste. Como tantos otros siempre lo habían hecho. Me dijiste que no sería capaz de vivir sin tí, que ya me había acostumbrado a tenerte cerca, y que era difícil vencer todas las tentaciones que me ponías delante, para poder seguir siempre a mi lado. Entonces me giré y no te hice ni caso, aunque creo que me viste soltar una pequeña lágrima, de impotencia, por lo que decías. Pero creí en mí y en dejarte de lado.

Un buen día, sin esperármelo, te fuiste. Me miraste a los ojos y me dijiste, sin hablar, "has vencido". Seguiríamos viendonos, seguro, pero ya no sería de la misma manera, o al menos eso quería yo. Hoy sé que en el fondo tú también querías eso. Que detrás de toda tu maldad, que haces sin querer, porque es tu carácter, tienes un gran corazón, y preferías irte lejos de mi lado. Ocho años de relación al carajo. Pero estábamos felices, los dos. Hay veces que las rupturas son positivas, y ésta lo fue...

Hoy he vuelto a verte. Hacía por lo menos dos meses que no sabía nada de ti. Te conté cómo me había ido en todo en este tiempo, que me lo había pasado en grande. Me preguntaste si sabía por qué volvías. No supe qué decir.

Esta noche duermes a mi lado, pero no sabes si mañana te irás y volverás para quedarte, o será simplemente una visita rutinaria para ponernos al día...

Para mí, siempre serás parte de mí, pequeña Soledad...aunque quiera tenerte bien lejos.