lunes, 26 de julio de 2010

Canciones para el tiempo y la distancia.

Despertarme por la mañana. Apagar la alarma. Lo siguiente en mi cabeza eres tú. Volver a cerrar los ojos, pero pensando en ti. Es jodido. Tragar saliva, a veces. Otras veces simplemente dejo de sentir. No querer sufrir. Levantarme, arrastrarme. Acariciar a mi perro, o no. Mear. Mear pensando en ti. Perezoso resucito, bienvenido al Mundo...un día en el Mundo. Otro día en el Mundo...

Cuando salgo a la calle el sol se empeña en hacer daño a mis ojos, pero calentar mi piel. No sé si agradecérselo, o decirle que mande ya una tormenta solar y que nos vayamos todos al carajo. Veo a la misma chica pasar por la calle de enfrente. Después de un mes, sigue sin saludar, por educación, así que yo ya me he cansado de ser educado con ella. Los mismos dos coches que pasan, el Renault modus rojo granate, y el peugeot 405 azul. Putas casualidades de la vida rutinarias.

Tu perfume, ese que nunca llevaste, el color de tus ojos que me elevaba a aquellos sitios donde nunca estuve. Yo antes tenía una vida. Ahora tengo varias, y sólo necesito una. Tus palabras y las mías se las lleva el viento. El viento, y el tiempo, el único aliado de cualquiera, de los buenos y de los malos. Porque las cosas, a veces, serán buenas, y otras veces serán malas. Y quiero llorar. Llorar y golpear con mis manos los muros, las ventanas, el suelo .Y perder. Perder, para no poder perder más. Para empezar a ganar.

Sólo quiero mirarte a los ojos, y saber que siguen siendo del mismo color...

lunes, 19 de julio de 2010

Seguir mirando de frente (o por qué no mirar hacia detrás)

Aún recuerdo tu inocencia aquella primera vez que nuestras miradas se cruzaron. Ninguno de los dos sabíamos nada del mundo, pero creíamos que lo sabíamos todo. Yo no pude evitar enamorarme de ti. Imaginaba largos días a tu lado, en cualquier playa o montaña, en una de esas praderas verdes donde pastan las vacas, observándote mientras hacías surf, o sintiendo tus brazos agarrados a mi cuerpo montados en la moto.Luego quedó bien patente que tenías novio, o algo parecido. Nunca se me dieron bien las relaciones perfectas.

Pasaron los años, y te perdí la pista, a ratos. Pequeños y fugaces instantes se cruzaban contigo en los sitios más insospechados, en los momentos más alejados de nuestros recuerdos. Quizás tú no lo recuerdes, pero a mi se me quedaron grabados para siempre. Eras un simple recuerdo, bonito, amoroso, pero tan sólo recuerdo. Cuando me crucé contigo sin querer aquel día, supe que tenía que decirte algo. Me miraste como si no supieses quien era. Tu vida había cambiado mucho desde entonces. Tu novio ya no era tu novio, y tú no eras tú. Habías salido tan rebotada que te habías convertido en lo que yo había sido cuando nos miramos por primera vez. Tu mirada ahora, hacia un recorrido de arriba a abajo, intentando encontrar un punto de conexión con tu tierra. Sólo pudiste decirme que tenías prisa, que llegabas tarde al trabajo...

El tiempo imparable plateará nuestras sienes, y hará de nuestros recuerdos cenizas y humos. Quizás tú, como siempre, sigas un poco siendo parte de mi, en aquel rincón de mi corazón donde guardo las cosas más importantes. Quizás, dentro de unos meses, o años, nos volvamos a cruzar, y entonces no hará faltar mirar hacia detrás, porque estaremos mirándonos de frente.


domingo, 18 de julio de 2010

Estrellas en el cielo...

No me voy a dormir hasta que vea tres estrellas fugaces y un satélite...


sábado, 3 de julio de 2010

J.F. Sebastian

Sentir cómo tu boca esboza una sonrisa, como tus ojos se agrandan, y tus pupilas se abren y se cierran rápidamente. Los poros de tu piel experimentan un aire fresco, como si estuvieses en un valle de Alaska, o en las praderas verdes que recorren algunos acantilados de Irlanda. Te sientes volar hacia algún lugar, dónde tus mejores sueños pueden por fin disponer de una banda sonora acorde a lo que siempre has imaginado. Tu mirada es incapaza de distinguir todos los sonidos y acordes que tus oidos recojen incesantes. Ves como Carlos percusiona sobre una ánfora de agua, o cómo Tobe acaricia las cuerdas de su bajo, mientras al mismo tiempo escuchas la viola de Dylan y la guitarra acústica de Chris, mezclados todos en una armonía perfecta, con un charango que tiene la suerte de colgar de las manos de Neevy.

Lo menos que puedes llegar a pensar es que ojalá existan muchas más personas en el mundo con las mismas energías y con la misma pasión que ellos. Por la música, por esta vida de la que todos somos parte de ella.

Gracias, amigos (si me lo permitís).

Larga vida....

jueves, 1 de julio de 2010

Sonrisas.

Es fácil. Sencillo. Y todos podemos hacerlo. Sonreir. Es un gesto tan noble y bonito, que nos llena de energía, de vitalidad. Nos recarga, asi de simple. Levantarse con una sonrisa, aunque hayas tenido un mal sueño, o no hayas podido descansar todo lo que querías. Salir a la calle con la misma sonrisa, e incluso tarareando para tus adentros una canción, o para tus afueras, que la escuche todo el mundo, sin llegar a molestarles. Quizás, seas capaz de contagiarles, y de alegrarles el día.

No dejes de sonreir, aunque la vida te de millones de palos. Intenta siempre buscar lo positivo. Que te deja tu novio, o tu novia, pues deséale suerte, y sonríe. Quizas sea mejor caminar por separado. Es más, seguro que lo será. Pero en el presente aún no lo sabes. Tan sólo vívelo, y sonríe. Disfruta de cada sonrisa. Aprende. Aprende a sonreir. Observa a un niño como ríe, como sus ojos se llenan de felicidad con tanta facilidad que incluso nos es extraña. Porque nosotros, parece que olvidamos que fuimos niños. Parece que olvidamos que hubo un tiempo en el que creíamos en la magia de las cosas, en que todo lo que había en el Mundo era sencillamente genial. Y un día,dejamos de creerlo.

Pues no. ¡Pues no! No te dejes llevar por lo que te apaga esa sonrisa todos los días. Rodeáte de aquello que te de alegría, que te haga cosquillas (si es en el estómago, encima conseguirás muchas más sonrisas). Siéntete bien conigo mismo, aunque los demás no te sonrían. Ya lo harán; tan sólo tienen que tener un ejemplo a seguir.

Y si alguna vez te dan las gracias por hacerles sonreir, no se las aceptes. Porque eres tú el que les tienes que agradecer que sigan sonriendo...

Para todos aquellos que me hacéis sonreir. Para mis niños, mis niñas, mis amigos más allegados, para aquellos que alguna vez me sonrieron. A vosotros, GRACIAS.