jueves, 5 de marzo de 2009

Confianza...

Recuerdo cuando empezaba a escalar. Los primeros pasos en una pared, sin cuerda, a poca altura. Era bastante fácil, mientras no te empeñaras en subir algo que tu fuerza era incapaz de darte por sí sola. Subir, llegar a lo alto de una piedra; ese era el reto.

Con el tiempo probé la escalada. Ya no era escalar piedrecitas en el jardín. No. Era algo más complejo. Había que disponer de Arneses, cuerdas y un montón de nombres técnicos de cosas que servían para poder sujetarse a la pared y no caerse...La primera vez que subí una pared de más de 2 metros, unos 15, me temblaba todo. No sabía ni colocar los pies, ni las manos, y llevaba puesto el arnés con la cuerda y no me fiaba de ello...

Todo el mundo me decía: CONFÍA. Sí, claro, que fácil les resultaba. Pero lo difícil era estar allí, en un terreno desconocido, recién descubierto, que se perfilaba como eso que siempre habías deseado hacer, y no querías que nada, ni nadie, estropease un momento tan mágico como ese que estabas experimentando...Poco a poco conseguía subir, como podía, sin prestar atención, hasta que un buen amigo, me enseñó el arte de la escalada.

La escalada no consistía en hacer el bruto, sino en la confianza en uno mismo, y en sus apoyos. Mientras todo estuviese con confianza, no habría problema. Así mismo, la cuerda y el arnés era otra extensión de esa confianza, por si algo fallaba. Me costó comprender el concepto. Yo no confiaba en lo que me rodeaba. Había tenido una experiencia terrible con el Snowboard, y todavía no había superado ese trauma. Pero mi amigo, poco a poco, y con mucha delicadeza, consiguió que yo sintiera esa confianza. Me demostró que, a pesar de que uno tenga poca fuerza, si sabemos colocarnos en la pared, podremos subir sin tanto esfuerzo. Era una simple observación de lo que había en la pared, y asimilar que éramos capaces de lograrlo.

Así subí mis primeras paredes, entre el miedo y la desconfianza, para pasar a la valentía y a la confianza. Es cierto que hay límites, pero siempre te los pones tú. Yo, con unos amigos, conseguí subir un poco la vía de escalada más complicada del mundo. Inalcanzable para mí, pero con astucia y confianza, logramos colgarnos de ella. La primera vez que confié en la cuerda, me di cuenta de que no estaba solo, sino de que había más cosas a mi alrededor que velaban por mi seguridad, y casi me decían lo que estaba haciendo bien, o haciendo mal...simplemente con el sentido común...De esa manera, llegué donde creí que nunca llegaría, y desde allí, un poco más arriba, y un poco más arriba, y un poco más arriba...

Ahora, cambia la escalada por el amor. Verás que tampoco es tan distinto...todo se basa en confiar en tí mismo, en saber que puedes lograrlo, en aferrarte a ese sentimiento y prolongarlo hasta que consigas llegar a buen puerto...Y el amor tiene una ventaja respecto a la escalada, y es que se puede hacer estando los dos muy juntitos...
Dedicado...





2 comentarios:

Abigail LT dijo...

oh me ha gustado mucho este post.

Me recuerda a mi niñez cuando lo escalaba todo y me ponía investigar por sitios donde nadie e atrevía a meterse...no se porqué...

:_D

Lara tiene alas dijo...

Te entiendo. Te comprendo. A mi, me paso igual cuando intentaron que aprendiera a escalar. Veía el Yelmo y decía...uf, esto va poder conmigo. Paso el tiempo, y la confianza me demostro que todo es posible.

Con el amor, ahí andamos...a veces la pierdo, y otras la vuelvo a encontrar.

Muakss grandote, valiente

Lara tiene alas