miércoles, 1 de abril de 2009

6 años después...


Y pasaron 6 años. Qué rápido pasa el tiempo. Aquel final de julio de 2003 iba a ser el inicio de una época. Y yo no lo sabía. En mi cabeza rondaba la idea desde hacía tiempo, pero no me había atrevido a dibujar un boceto ni un pensamiento sobre cómo iba a hacerlo. No. Fue todo algo improvisado. Última semana de julio, últimos días de trabajo antes de las dos semanas de vacaciones...sin un destino. Comprendrí que por haberla dejado hacía unos meses, me había quedado sin destino. Yo solito me tenía que inventar uno. Y eso fue lo que hice...


Cuatro días antes de las vacaciones de verano de 2003 me hice un piercing en labio. El primero de los cambios que estaba por llegar. En mi casa se volvieron un poco locos con el tema, era algo fuera de lo habitual. Sí, recuerdo que aquello consiguió levantar un pequeño revuelo en casa. Un día antes de las vacaciones me rapé la cabeza. Al cero. La primera impresión asustaba, incluso a mi. Toda la piel de la cabeza allí, blanca. Mis padres y mi hermano creyeron que me perdían...


Al día siguiente emprendí un viaje hacia Cádiz, yo sólo. Tenía una compañera de facultad de prácticas en una tele allí, y me hacía un hueco en su casa de alquiler. El viaje fue también un viaje a mi interior. Hacía 7 meses que lo había dejado con mi novia de toda la vida, y la herida había tardado en cerrarse. Pero lo más importante es que no sabía si estaba preparado para otras relaciones, no sabía cómo iba a reaccionar. Sabía de alguna manera u otra lo que quería, lo que me llamaba la atención en otra persona y lo que me alejaría de ella. Recuerdo que cuando llegué a Cádiz quería volverme a Madrid a las pocas horas. Me encontraba en un territorio desconocido, extraño, solo y con pocas ganas de experimentar cosas nuevas.


Resultó que conocí a una chica que era compañera de mi amiga. Muy guapa. Nunca pensé que se podía fijar en mí, y aunque hablé con ella algunos días durante aquella semana, no tenía fuerzas para nada más. Llegó el día de mi partida, y organizaron una cena en casa de esta chica. Evidentemente fui. Yo ya tenía mi mente casi en Madrid. Iba a pasar por Extremadura para ver a un compañero de clase, y luego llegaría a Madrid, otra semana por allí tranquilamente y de nuevo al trabajo. Fue en ese momento cuando me di cuenta de lo que me sucedía...


Me di cuenta de que mi vida dependía sólo de mí. De que era yo el que la manejaba. Había estado tanto tiempo manejado por otra persona, que no sabía manejarme. Pero estaba empezando a notar esa sensación de llevar mis riendas, de saber lo que quería. Yo era el único que podía decidir que hacer con mi vida. Entonces comprendí que debía de plantarle cara a la vida, y empezar a buscar lo que yo quería. Lo primero que hice, después de beber bastante, y trasnochar hasta las 6 de la mañana, fue decirle a aquella chica que se viniese conmigo a Madrid. Yo no tenía nada que perder, y mucho que ganar. Su respuesta me dejó boquiabierto. Me dijo que quería hacerlo, que se quería venir conmigo a Madrid, pero que aún andaba con su ex novio, y no sabía que hacer. Le di un beso. Fue recíproco. Me di cuenta de todo lo que tenía dentro de mí...


Me quedé otra semana en Cádiz, y cuando tuve que volver a Madrid, era ya otra persona. Había despertado en mí todo lo que había tenido guardado tanto tiempo. Me había perdonado todos mis errores del pasado. Estaba a gusto conmigo mismo, y empezaba a sentirme vivo. Con aquella chica estuve dos meses. Ella se quiso venir a Madrid por mí, y le dije que se viniese por ella, no por mí. No era lo que yo buscaba, y tampoco era mi momento.


Desde entonces, todos los años, antes del verano, siempre me he rapado la cabeza. Era mi talismán, mi pasaporte hacia mi interior, recuperar las fuerzas y las ganas. Poder con todo, con todos. Cuando mis amigos me veían raparme la cabeza, temblaban. Decían: "Joder...ya has vuelto...qué peligro". Y tenían razón. Siempre ha sido mi fuerza interior, mi confianza. Hoy, después de seis años, me he vuelto a cortar el pelo, no a rapármelo. Es una sensación extraña. Pero me gusta. Sé que confío en mi, y que ya no es el pelo el que me da o me quita la fuerza. Soy yo, y las ganas que le quiera seguir poniendo a la vida...


Vive...


3 comentarios:

Abigail LT dijo...

Muy bueno el texto...es todo real???

me siento muy identificada...yo me suelo cambiar el color de pelo...ya he comprado el tinte ,, es una especie de liberación lo que siento ahora mismo y ya me da igual si fué él el que terminó ...porque tarde o temprano hubiese sido yo....

ahora me siento más yo que nunca y vivo por lo que quiero y siento y estoy muy contenta y orgullosa de mi misma! estoy haciendo todo lo que me gusta!

¿eres tú el de la foto?

Abigail LT dijo...

Muy Guapo ehehe!! quizás yo algun día me decida a subir una foto mía.


En semana santa leer, dormir, ir a clases de teatro,danzar, cantar...y si puedo olvidar y anesteciar
el rioja es bueno para eso ja!

Un beso.

Alía Mateu dijo...

El texto me ha marcado.

Aun soy joven y no creo que sea ahora el momento de empezar por mi misma las cosas, pero vete tu a saber. Hace poco me dijeron que soy un universo paralelo.

Te podrás imaginar mi sonrisa al leer ''Vive''.

Mua!