viernes, 5 de febrero de 2010

Natillas...Repetimos?

- ¿Estás comiendo chicle?
- Sí...
- ¿Llevas todo el rato con el chicle?
- Sí...

No pude evitar una pequeña mueca de complicidad, y un gesto de cariño. Llevábamos juntos desde las diez de la noche, y eran las 2 de la mañana. Y mientras nos estábamos besando no había notado nada.
Seguimos abrazados todo el tiempo del mundo. Quizás sólo fueran cinco minutos, pero yo hubiese querido que se parase el tiempo. Me sentía tan a gusto a su lado, que no quería avanzar más. Ya lo había vivido todo. Al menos todo lo que quería, hasta donde yo sabía. Desde luego, si le hubiese contado a alguien que había pasado la noche con una extraterrestre, nadie me hubiera creído. Mejor para mí, mucha más exclusividad. Recuerdo que lo que más me llamó la atención fue su intenso aroma a natillas. No, no era perfume de vainilla. Era de natillas, y la verdad, es que su sabor fue igual de rico e intenso. Hacía mucho que no sentía ese pedazo de carne que había debajo de los pulmones. Los humanos, o las humanas, hacía mucho tiempo que no suscitaban en mí ningún interés. Creo que fue más o menos al mismo tiempo en el que empecé a comunicarme con aquellos seres de luz, que habían resultado ser unos seres maravillosos. Eran igual que nosotros, e incluso, rubios de ojos azules. Así que, me sentía como en casa. Llegué a pensar que eso no había pasado nunca, que todo me lo había inventado. Pero tenía algo que me recordaba que todo había sido real. Su chicle.




1 comentario:

Alía Mateu dijo...

de cuando ESTUVISTE loco?

ya lo estás, se te va la olla mucho y más... he ahí la magia..