lunes, 6 de julio de 2009

Ella le pidió que la llevara al Fin del Mundo...


...Y así fue. Pero ninguno de los dos lo sabían, porque no se conocían.

El destino había querido Que el gaucho José renunciara a los placeres de la vida, y se refugiara allá donde el creía que estaban los verdaderos placeres. Así que un buen día, hace ya algunos cuantos años, agarró sus bártulos y se largó.

Apareció en un lugar remoto de la Tierra, cerca de lo que el consideraba el Fin del Mundo, pues un poco más allá, no había mapas que describiesen lo que había, pues nadie nunca había llegado. Un territorio plagado de montañas, un sitio en el que el Sol permanecía 17 horas, pues se encontraba en la latitud 45. Un hogar con puertas al canal de Beagle, muy muy cercano a la cordillera Darwin. Juan había querido renegar de todo lo que le ofrecían los humanos, y se había dirigido hacia ese paraíso vírgen del hombre...

Allí adiestró caballos salvajes, y cazó vacas marrones para alimentarse. También pescaba de vez en cuando, e intentaba cultivar, sin demasiado éxito, hortalizas y frutas. Pero el ambiente frío se lo impedía casi siempre.



Años después de la primera vez que pisó ese territorio, ella llegó. Se llamaba Anemey, y viajaba con otro hombre en un velero. Llevaban 10 años viviendo y navegando cualquier pedacito de mar. Ella era originaria de Bélgica. Juan era chileno, o argentino, según quién cuente la leyenda...

El caso es que ella dejó a aquel hombre prendado, al mismo tiempo que ella sentía lo mismo. Y decidió quedarse allí, con él. Dejar la mar, que tantos y tantos recuerdos le había proporcionado, para vivir su amor por aquel gaucho extraño.

Y desde entonces, una tierna y dulce historia de amor, bordea el Fin del Mundo cada día, cada noche, cada hora y cada minuto. Cada segundo. Algunos dicen que fueron los destellos de una estrella los que guiaron este mágico encuentro. Otros, tan sólo piensan que el amor todo lo puede. Hasta amaestrar caballos salvajes...acaso no lo hicieron nuestros antepasados?

Yo, creo que fue aquel anuncio del Peugeot 205, que decía: "contigo, al fin del mundo..."

Seguid siendo felices, José y Anemey...

(Basado en hechos reales)

3 comentarios:

Alía Mateu dijo...

Que bonito joe.. las leyendas también pueden ser bonitas y yo no lo sabía!

Lo dejaré algún día.

Abigail LT dijo...

que bonita historia!!! ohhhhhh

me dejaste el Lunes con buen sabor de boca...


un beso!

....sariTa!!!* dijo...

Bonita historia...hacia tiempo que pasaba por aqui y he estado leyendo varias entradas...

Sabes que?anoche me ocurrio algo parecido a lo que cuentas en "hoy llore por ti..." ainss..

Un beso!