lunes, 3 de agosto de 2009

Les vents du Portugal...

Hacía calor aquella tarde, y ella se retrasaba. Me quedé dormido en el sofá esperando que el teléfono sonase. Un par de horas más tarde ocurrió, y ya no había marcha atrás...

El atardecer perseguido, el sector 3 de Guincho, tu dolor de espalda. Los masajes. La lluvia, la huida hacia más lluvia. Empapados bajo la lluvia y las nubes, sin ver nada. La pasta al gusto! El Sol...la playa, la primera vez que te escuché hablar de ti, en la arena de la playa. Los surferos y kite surferos. Escalando contigo. Escuchándo tu sincero interior mientras escalabas. Las fuerzas que saqué a saber de dónde para llegar arriba de ese V- V+. Tú conduciendo. Huevos! Intento de ver una película, y dormirnos. Tu espalda y el masaje. El despertar. La locura en la playa. Mi ímpetu, compensado por tu sensatez. Otra playa, calor. De qué color son tus ojos. De nuevo tú conduciendo. Un paisaje espectacular. Una cala llena de conchas. Trepar antes de escalar. La bajada. Otro camping. El brillo de tus ojos después de una ducha, cenando en un Mc Donalds. Lechuga. Lo has conseguido. Enrique y Ana. El coche al camping mientras intentaba encontrar esa palabra. Viento. Mucho viento. Otra playa. Al coche de nuevo. Hasta Madrid.

De nuevo el brillo de tus ojos. Mis dudas, mi no entender. Mi no querer entender. Me paro. Pero sigo. Por fin hablas, y me gusta. Me siento menos prisionero. Claro que quiero volver a quedar...

Lo siento. Nadie me enseñó a querer. No hay instrucciones, y a veces puedo resultar pesado. Pero es con toda la mejor voluntad. Sólo dejate llevar...cuando estés preparada. Nadie sabe cuando será eso...

Gracias por estos días...

2 comentarios:

Abigail LT dijo...

Dejarse llevar... sueña demasiado bien... :P

muaks!

Alía Mateu dijo...

Intentar empujar una cuerda es imposible, deja que te lleve sola.